Ángela Varo

Texto de Ramón Bujalance
Fotografías de Carlos Linares

Revista Tambriz • nº 7

Lo crucial es disfrutar y transmitir, hablar con el instrumento y ante todo contar historias

Ángela Varo

«Soy Ángela Varo (1997) y soy de Baena». Así de contundente comienza la historia de una joven que por pura rebeldía se ha convertido en una violinista de altos vuelos. Se confiesa repelente, pero menos que cuando era pequeña. Pertenece a la generación Z, a la que defiende y admira. Los Zeta son jóvenes narcisistas, que se quieren mucho aunque sin caer en el egocentrismo. A pesar de su apariencia adolescente, Ángela a sus 21 años es una mujer fuerte, madura, libre e independiente, que tiene el valor de contar lo que quiere cuando le apetece.

Persona de mundo y muy unida a su hogar. Autocrítica “para poder crecer”, considera que hay que tener los pies en el suelo y la cabeza bien amueblada para caminar. Ordenada y metódica, lo es porque nunca antes lo fue. Algo que aprendió a valorar cuando vivió sola en Oviedo y tuvo que iniciarse en la gestión de su tiempo. Un tiempo que dedica a sus pasiones, la música, el violín, la lectura y el cine. No le gusta definirse a sí misma porque considera que «uno tiene que ser uno mismo, sin etiquetas».

Entrevista completa en el nº 7 de la Revista Tambriz