Texto y fotografía de José Manuel Cano de Mauvesín
Revista Tambriz • nº 6
La Baena del último cuarto del siglo XVIII se caracterizó desde el punto de vista urbano por la consolidación de la plaza del Coso como centro neurálgico de la población. A los grandes edificios públicos que se habían construido en ella, como el Pósito (en el solar del actual Ayuntamiento) o la Casa del Monte, se unieron en las zonas inmediatas otros como la Tercia y muchas casas principales que las familias más distinguidas levantaron al final de la Calzada, en el Charcón (primer tramo de la calle Mesones) y en el propio flanco norte de la plaza. Paralelo a ello se comenzaba un despoblamiento de la Almedina que, al igual que ocurriera en épocas anteriores en otras zonas de la villa, estuvo en parte propiciado por el Cabildo Municipal.
Prueba de ello sería no solo el traslado de la sede del consistorio desde el torreón del arco Oscuro a la planta alta del Pósito, sino también y mucho más significativo, el reparto de solares en el Coso fomentando el que familias de rancio abolengo como los Gamboa Valenzuela abandonasen su casa solariega junto a la iglesia de Santa María la Mayor y colocasen su escudo de armas sobre la portada en la que aún hoy existe (plaza de la Constitución, 4).
El conde de Altamira se reservaba todo el frontal Este de la plaza (actual número 11) y el marqués de Lendínez edificaba ya al final de la centuria una casa junto al edificio del cuartel (zona por la que hoy se accede a las oficinas del SAE) con un arco que daría acceso a la ladera de Palacio (actual inicio de la calle Juan Ocaña).
Si a esto añadimos que los grandes espectáculos públicos, entre ellos las corridas de toros, se celebraban en este lugar y que el mercado, a pesar de la férrea oposición que el vecindario mostraba a su traslado desde la plaza Vieja, también acabó instalándose en esta zona, resulta evidente que el nuevo centro urbano desde el que se desarrollaría el urbanístico del siglo XIX, estaba ya plenamente identificada.