Texto y fotografía de José Manuel Cano de Mauvesín
Revista Tambriz • nº 7
En el año 1900 Baena contaba con 14.539 habitantes, era cabeza del partido judicial de su nombre y uno de los principales municipios de la provincia superando a poblaciones como Puente Genil, Montilla o incluso Cabra que en ese periodo se encontraba en una fase de plena recesión demográfica.
El índice de crecimiento en la primera mitad del siglo XX sería tan espectacular que en el año 1940, y a pesar del impacto negativo provocado por la guerra civil, la ciudad alcanzaría los 24.830 habitantes, cifra ésta nunca ya superada en los posteriores censos poblacionales.
Baena era, sin duda, un referente provincial en cuanto a demografía se refiere.
Sin embargo, de forma paradójica, su casco urbano apenas había experimentado modificaciones desde finales del siglo XVIII, estableciéndose sus límites por el norte en el arroyo de la Cañada, por el sur y oeste en el río Marbella y tan sólo presentando un atisbo de ensanche en la zona Este, donde también en las primeras décadas de la centuria se establecería un gran parque público por iniciativa del prócer baenense Ramón Santaella.