Cortijo de Izcar
Texto de Ramón Bujalance
Fotografías de Juan Carlos Roldán
Revista Tambriz • nº 9
El cortijo de Izcar, de Alejandra de Prado Ruiz, es un oasis de paz, naturaleza, campos de olivos y animales. Este se encuentra en la confluencia del río Guadajoz y el arroyo Guadalmoral. El lugar era tradicionalmente un campo de cereales y de ganado vacuno, pero hace unos 50 años, pasó a ser de olivar, como en términos generales el cultivo de la zona. En un primer momento, el cortijo perteneció a Juana Eguilaz, quien a su fallecimiento dejó en herencia a sus sobrinos, José María e Ignacio de Prado. Ellos fueron los precursores del cambio a olivar que rige en la actualidad y que Alejandra gestiona. De nuevo en manos de una mujer, la finca está compuesta por tres cortijos: el principal, el antiguo molino, en el que ahora se ubica otra casita y un tercero de construcción más moderna.