Texto de Marta Baena
Foto de Manu Cano

Revista Tambriz • nº 9    

Aprendió a leer solo y con apenas seis años. Podría considerarse que Antonio Tarifa fue un niño prodigio de la lectura como otros lo fueron en la música o en la pintura. “Yo empecé a leer desde muy pequeño. Tenía una hermana mayor que fue la que me aficionó porque me leía tebeos y cuando se aburría y no quería leerme más me enfadaba con ella, así que me fui fijando en las sílabas hasta que me di cuenta de que sabía leer. Aprendí solo”, recuerda este jubilado de 70 años, premiado con el reconocimiento de Mejor lector del 2018 en la categoría de Adultos por la Biblioteca Municipal Valverde y Perales de Baena.

Antonio sacó con su carné de la biblioteca hasta 62 libros el año pasado, pero las nuevas generaciones le vienen pisando los talones, como en el caso de Gregorio Varo, de trece años, y David Djeumo, de diez años, ganadores del premio de Mejor lector Juvenil e Infantil, respectivamente, con 61 libros. Aunque reconocen que, en realidad, leyeron más títulos de los contabilizados, ya que estos lectores apasionados consideran limitado el número de ejemplares que pueden retirar por persona con sus carnés bibliotecarios, apenas uno. Por lo que se valen de esposa, hermanos o padres para poder sacar alguno más en cada ocasión.

A estos bebedores de libros las páginas se les hacen cortas y devoran las historias en apenas unos días o, más bien, unas noches; que es el momento preferido por todos para sumergirse en la lectura. “Leo más por la noche y, aunque mis padres me obligan a dormirme, hay veces que me quedo despierto sin que lo sepan”, explica Gregorio. Algo que también solía hacer Antonio de pequeño, quien recuerda que con las antiguas lámparas de hace 60 años casi sale ardiendo su cama al meterla debajo de las sábanas para leer a escondidas.

Artículo completo en el nº 9 de la Revista Tambriz