Texto de Ramón Bujalance Fotografía de Soto
Revista Tambriz • nº 3
Se anuncia una batalla de gallos, y para los que tenemos un vago recurso musical, la imaginación nos lleva a un corral ilegal donde una pareja de aves machos bien ataviados se enfrentan en un combate a muerte donde sólo habrá un ganador. Pues nada de esto tiene que ver con lo que una pelea de gallos representa en el mundo musical.
Toques electrónicos, frases pegadizas, armoniosas, rítmicas y a gran velocidad; bailes en la que la elasticidad de los cuerpos no dejan indiferente a nadie; muchos jóvenes en formación de corro dando ánimos a unos y otros. Eso podría ser perfectamente una escena cotidiana de un espectáculo de hip-hop en la calle cualquier día. Se montan sin aviso previo, sin preparación por parte de los participantes, que les vale lo mismo un parque que la esquina de una calle, lo importante es ser el mejor en la batalla de gallos, que así se denominan.