Fotografía de Carlos Rafael G.A.

Texto de Tania Abril

Revista Tambriz • nº 9

Verano. Días de intenso calor y largos atardeceres que se rinden ante noches de cielos estrellados, que roban al tiempo sueños fugaces nacidos en Perseo. Numerosas civilizaciones han rastreado el parpadeo curioso de Algol –el ojo de la Medusa–, para situarse en un mapa infinito cargado de leyendas. Llora el firmamento lágrimas de San Lorenzo, llora para apagar el dolor y el sufrimiento. Sopla viento¿Quién no escudriñó la bóveda celeste de agosto en busca de perseidas a las que implorar un deseo a la vez que barrían a toda prisa el espacio? Si observaste atónito esas manchitas borrosas del techo abierto, y encontraste en las horas previas al amanecer los mejores momentos, no confundiste los destellos estelares con la tintinear en tus ojos despiertos. Solo fueron lágrimas al viento.

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