Texto de Juan Carlos Sánchez Revista Tambriz • nº 5
Emerge el ‘quejío’ profundo del cante, envuelto en el rotundo sonido de guitarras rasgadas con ímpetu, acompasadas con el incesante latido de cajón y palmas que crean la atmosfera idónea para la más desatada de las expresiones…entre bambalinas profundamente concentrada, María aguarda para dar ese primer paso, el que la lanzará al abismo del escenario donde sin ataduras desplegará con auténtica pasión su más amplia gama de recursos para capturar, no solo el corazón sino también el alma de quien disfruta de su arte al bailar. Fija su mirada en un punto donde se pierde la luz para abrazarse con el infinito; rostro serio con atisbos de satisfacción; sonrisa lacerada; siluetas sinuosas escapadas de los límites corpóreos,… expresiones que sin decir una palabra, transmiten millones de sensaciones.