Fotografía de Juan Carlos Roldán Sillero

Texto de Tania Abril

Revista Tambriz • nº 7

Hace millones de años, mucho antes de que Thomas Edison diera a luz a su invento, incluso antes de que se inventara el fuego, la noche era oscura y puede que tétrica, insegura y fría. Hace mucho de aquello, como lo hace de las escrituras de los textos evangélicos, que no hablan del 24 de diciembre como fecha del nacimiento de Jesús. Hoy hace mucho tiempo también de que la Calle Llana era una avenida repleta de vida, quizá pocos lo recuerden y muchos la sientan como ese lugar que pierde fuelle. Y es precisamente ahora en Navidad, un periodo de añoranza del propio ser humano, en el que nos paramos a celebrar la vida, a compartirla con quien nos importa… En la que incluso ella se engalana para ver si en este paréntesis para el perdón deja de sentirse exiliada, pobre y olvidada. Ella es la calle Llana preñada e iluminada.

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