Un día cualquiera, una vorágine de acontecimientos inverosímiles y precipitados cambiaron la realidad de la vida de la autora de forma radical.
No podía imaginar en esos instantes que esa experiencia traumática y dolorosa acabaría cambiando para siempre su visión sobre la vida y la muerte. La capacidad humana para afrontar y digerir ciertos escenarios que la vida presenta es, sin duda, extraordinaria.
«Fue una experiencia de la que aprendí lecciones magistrales sobre el dolor, la aceptación y el amor incondicional», asevera Silvia Soler.
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