Fotografía de Tambriz Texto de Tania Abril

Revista Tambriz • nº 8

Existen lugares mágicos creados por personas con magia y corazón de niño. Refugios de la cultura que nunca deberían derribarse. Existe en Baena un castillo de escasos metros con muros llenos de arte y tras la puerta la emoción del visitante. Dicen que fue el hogar de un artesano y librero, que transformó la cantina en un lugar de culto al papel y la escritura allá por 1926. Llenó sus estantes de cuadernos, plumas, tinteros, gomas y lápices. Dicen que adquirió una Minerva, modelo original Heidelberg, todo una revolución de las artes gráficas de la Comarca. No quise quedarme en el dicen y entré en la casa de ‘El niño Antonio’ de la mano de Pilar Mesa y Pepe Cañete. Una inmersión en el arte contemporáneo, en la cultura de hoy y antaño, un descubrimiento en cada peldaño. Abrí un cajón y me imaginé tras el mostrador rogando: ¡Póngame un puñado de plumas para volar y mucha tinta para soñar!

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